martes, 13 de febrero de 2018

Análisis: Tres anuncios a las afueras

Tres anuncios a las afueras es un drama con tintes de comedia negra. Por lo que ha contado Raúl, con mucho en común con I Tonya, precisamente por esa línea Fargo’esca que mantiene y que arrasa con el sueño y el sistema americano, pero con un tono quizá totalmente distinto. Una tragicomedia en toda regla que nos relata la historia de una madre, Frances McDormand, que alquila tres vallas publicitarias para llamar la atención y buscar justicia ante el asesinato no resuelto de su hija. Esto lleva a producir lo que denominaría un efecto dominó en el pueblo, Ebbing, o mejor aún, un efecto mariposa, pues un pequeño acto lleva a otro mayor y más desagradable, haciéndose la bola de nieve cada vez más grande y la pendiente más empinada, poniéndose todo cada vez más feo y dejando de verse el fin de esta cadena de catastróficas desdichas.

Puede que dicho así suene a “una de esas pelis que ya veré cuando pongan en la tele” pero podemos asegurar que la de Martin McDonagh es una cinta que impresiona y que todo el mundo debería ver cuanto antes. De esas películas en las que abandonas la sala con la cabeza aún zumbando, el pecho inflado, la patata tocada, los ojos húmedos, la sonrisa en la boca y las cejas arqueadas. Motivos?


Empecemos por lo más básico, porque es una peli multipremiada. Frances McDormand interpreta magistralmente el personaje de Mildred Hayes y eso le ganó el Globo de Oro a la mejor actriz dramática.

Mildred es esa madre que todos hubiésemos querido tener… o tal vez no. Es de las que además de llevar un corte de pelo de malota, insulta, escupe, le zurra a los matones de clase que te hacen la vida imposible y hasta le lanza puyas a los miembros del clero… por no hablar de esa guerra abierta que desde un principio se trae entre contra el cuerpo de policía de Ebbing y que va in crescendo hacia cumbres apocalípticas, que obviamente no relato porque sería entrar en terreno del spoiler y no es plan de destripar. Pero qué tía. Es de las de armas tomar, pero obviamente con un corazón a punto de estallar por la tristeza. Va envenenada, entumecida por el mundo y casi cegada por la rabia. Vaya par de kinder tiene entrando en la comisaría como si de un saloon del oeste se tratase. De hecho es que hay tintes muy de western en la peli. Tenemos hasta pelea en la cantina.

Por otro lado tenemos a Sam Rockwell, cuyo agente Dixon, se llevó el premio a mejor actor secundario. Y es que hace un gran trabajo interpretando a ese currito cortito de mente y un tanto insufrible que ya le hemos visto interpretar en pelis como Iron Man 2. Aquí es Dixon, un poli incompetente y abusón capaz de hacer sufrir de forma sádica a cualquiera que se cruce con él con un muy interesante arco de transformación (uno que algunos criticarán de incomprensible o demasiado fantástico pero que quizás por ello, sea de lo más real. La vida supera la ficción muchas veces y ojala que haya muchos Dixon en el mundo).

El otro policía que brilla con luz propia, héroe a la par que antihéroe, socarrón a la vez que sufridor, es el jefe Willoughby, interpretado por un magistral Woody Harrelson. Cómo me gusta este hombre y cómo mejora con los años como el buen vino. Me moló cosa fina en la Guerra del Planeta de los Simios recientemente, siempre le vemos como un tipo duro y, ojo, en Tres Anuncios en las Afueras no deja de serlo, a su manera, pero con las imperfecciones del jefe de policía de un pueblo de la Missouri Profunda y con el corazoncito de un padre de familia en días bajos. Padre y marido que se ve afectado, no sólo por las inclemencias de la vida sino por esas tres vallas que le plantean como principal responsable de que el crimen no se haya resuelto. No porque sea su culpa sino simplemente por eso, porque es el líder del cuerpo de policía y porque algún responsable ha de haber.

La película en sí se llevó además los globos de oro también al mejor guión y al mejor drama. Pero es que además, opta a 8 Bafta y 7 Oscars.

Diría que la comedia negra es un poco la especialidad del director y guionista británico, Martin McDonagh, conocido por escribir y dirigir, entre otras, Escondidos en Brujas. Este tipo sabe sentar las bases de sus películas con tonos sombríos desde el comienzo. Aquí lo demuestra, con esa madre buscando justicia, sino venganza por la violación y el brutal asesinato de su hija. Y aunque hay escenas que pueden partirle el corazón a cualquiera, ya seamos hijos, padres o hermanos, Tres Anuncios también destaca por sus instantes de comedia (ácida quizás) que suelen ir de la mano del personaje de Mildred y sus modales para con todo el mundo pero también son obra de Willoughby y Dixon. El uno por su ironía y el otro porque todo le importa un carajo.

Para los fans de GOT, sí, habemus Tyrion. Peter Dinklage forma parte del reparto, pero su personaje, que a mí personalmente me encantó, aunque de paso breve, es de crucial importancia. Ala, no esperéis al pícaro Lannister rodeado de amantes de Canción de Hielo y Fuego. Aquí Peter luce un corazoncito en busca de una dama con suerte.
Por último destacaría a Caleb Landry que interpreta a Red Welby, el dueño de la agencia publicitaria que le alquila las vallas a Mildred y que será víctima de un injusto karma.
En definitiva, con Tres Anuncios en las Afueras, tenemos una película con la que todos nos podemos en un punto u otro identificar. Un film de dos horas que se pasan en un pis pas, que critica la sociedad, el sistema y el modelo de vida norteamericano, reflejando realidades de lo más crueles pero que a fin de cuentas todo el mundo puede reconocer. No importa que la historia tenga lugar en un pueblito de Missouri, lo que acontece puede ocurrir en cualquier rincón el día menos esperado. Hay padres, parejas, hijos… divorcios, homofobia, racismo, maltrato, violaciones, corrupción, bullying…  un crudo pero fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos que toca todas y cada una de nuestras fibras y nuestra moral.

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